Ya hace más de 10 años que se estrenó el videojuego Demon’s Souls para la consola PlayStation 3. Título que acabó haciendo que nuestro pastor Hidetaka Miyazaki ascendiese a presidente de From Software. Y fue la mejor decisión que la compañía pudo haber tomado.

Gracias a esta entrega, hoy existe la saga Soulsborne. Saga que a muchos nos ha conquistado ya sea por su mundo, por su historia casi indescifrable por una persona medianamente cuerda o por su dificultad, que, por increíble que parezca, en vez de querer dejar el juego, hace todo lo contrario.

Pues gracias a Bluepoint Games, el 19 de noviembre de 2020, pudimos volver al mundo de Demon’s Souls con el remake de este juego.

CAMBIOS

Demon’s Souls Remake es un juego bastante fiel al original, pero con su propio toque personal.

De las cosas que han cambiado, las más destacables son las nuevas armas, armaduras y anillos que han añadido y la supresión de la sexta Archipiedra. No obstante, y a diferencia de los juegos de From Software, lo que más notamos es su mejorado apartado gráfico. El salto visual es enormemente grande, y la potencia de la nueva consola de PlayStation lo pule a niveles exorbitados. Y eso que ya en los juegos anteriores el mundo se sentía tan imponente como majestuoso. Impacta mucho ver un juego de From Software así de bien.

TENDENCIAS

Cambiando de tema, una de las cosas más destacada del juego es el sistema Tendencia Mundial y Tendencia del Personaje. Éstas pueden ser blancas puras, grises y negras puras. Dependiendo de qué Tendencia tengas ocurren cosas nuevas, como la aparición de nuevos objetos, enemigos o ciertos personajes. Además, afecta tanto a la historia de algunos personajes como a la jugabilidad.

Este sistema ya se encontraba en la versión de PlayStation 3 pero es el único juego de From Software que lo tiene. Aun así, los de Bluepoint decidieron mantenerse fieles y dejarlo, pero mejorando un poco la interfaz de éste.

Personalmente, me parece algo que acaba siendo muy tedioso. Sobre todo, si eres de esas personas a las que le gusta desentrañar lo más profundo de los juegos de Miyazaki.

No obstante, no es algo malo. Al final, una de las cosas que más caracteriza a este tipo de juegos es su dificultad, y esto acaba añadiéndosela. Pero no deja de ser un incordio.

BOSSES

Los jefes Finales son de las cosas más imponentes de los juegos de From Software. Y en este juego no se han lucido como en los demás. No lo digo por cómo se ven o como se sienten, sino por dificultad. La mayoría de ellos me los he pasado sin que me matasen, cuando en los otros juegos de la saga apenas ocurre un milagro así. O son muy fáciles o son muy injustos. No hay punto intermedio. Incluso los minibosses y jefes opcionales te dan mucho más dolor de cabeza que los jefes de nivel.

Hay algunos, (cuidado SPOILER) como el jefe final, que es que son un chiste. Esperando algo que me dejase boquiabierto, me encuentro con un ser parecido a una babosa que apenas sabe moverse. Quizás sea entendible por la historia, pero es algo que te acaba decepcionando, sobre todo porque, visto lo visto, acabas esperando algo espectacular.

HOGUERAS

Siguiendo con el punto anterior, lo que debería ser el pico de dificultad como son los bosses aquí lo es, en cambio, el trayecto hacia ellos. No por los enemigos que hay en el camino, sino por la escasez de hogueras, o, como se llaman aquí, archipiedras.

Una vez te conoces el camino o has abierto el atajo, no hay problema, pero la primera vez que llegas a un sitio y no sabes por donde ir, el morir se hace un suplicio. Y como se suele decir, no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes. Y yo me solía quejar de las hogueras en Dark Souls 3…

En otros juegos de From Software, ahora que he jugado a este juego, puedo decir que las hogueras ayudan mucho a que no acabes con ganas de partir el mando. La escasez de éstas es muy notable, sobre todo al principio cuando tienes que acostumbrarte. Es cierto que una vez te acostumbras no es tan tedioso y no te acabas cansando tanto de tener que repetir el mismo camino una y otra vez. Pero cambia mucho el que haya tan pocas en comparación con los demás juegos de la saga.

EN RESUMEN

Con este juego empezó todo, y cuando lo juegas sientes cómo la saga nace a partir de él. Cuando has jugado a los demás juegos te das cuenta de cosas que han ido corrigiendo con el tiempo, y que al jugar a este se hacen bastante pesadas. Se nota que, como predecesor de la saga, es el más tosco.

Aun así, Demon’s Souls Remake es un juegazo que no hay que perderse. Gente que jamás lo jugo en su día (como yo) hemos podido conocer los inicios de la saga. Y otros que jamás han jugado a ésta les ha servido (y servirá) de puente para entrar en este mundo. Pues por muy tosco que sea, es el que más recomiendo para empezar con From Software.

Su dificultad para alguien que va a empezar es la justa, no es ni muy difícil ni muy fácil, por lo que acaba sirviendo para hacerte una idea de lo que es Soulsborne. Y aunque su modo de juego sea único y difícil de entrar, una vez lo haces, acabas descubriendo un mundo nuevo distinto a todos los demás, pues no hay juego que consiga hacerte sentir lo que éste. Y todo el que juegue, lo puede confirmar.

Gracias Bluepoint, habéis hecho un trabajo magnífico.

Reseña
Historia
Gráficos
Sonidos
Jugabilidad
Duración
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