Ha tardado un poco, pero fin os traemos nuestro análisis de Metroid Dread, la última entrega de la saga protagonizada por Samus Aran, que dará cierre al arco argumental iniciado con el primer Metroid de NES.

¿Estará Metroid Dread a la altura de la legendaria franquicia?

¿Mercury Steam ha logrado desarrollar un título digno de la cazarrecompensas más popular de los videojuegos?

Si queréis averiguarlo tendréis que leer este análisis, pero os adelantamos que Metroid Dread es muy especial.

Historia

Por este apartado vamos a pasar muy de puntillas, pues lo suyo es que vosotros mismos experimentéis el desenlace de la queridísima saga de Nintendo.

Después de los acontecimientos ocurridos durante Metroid Fusion, la vida de Samus está lejos de ser tranquila. Una misteriosa señal llega desde un recóndito planeta. La Federación, temerosa ante el retorno de un antiguo mal, envía a siete unidades E.M.M.I. (los ya icónicos androides de esta entrega) como avanzadilla.

Samus Aran, la mejor cazarrecompensas de la galaxia.

Sin embargo, algo sale mal y se pierde la señal con dichos robots. Nuestra querida cazarrecompensas será la encargada de aterrizar en ese misterioso planeta y averigua por qué se ha perdido la señal con los E.M.M.I.

¿Qué le espera a Samus Aran en el planeta ZDR? Eso os corresponde averiguarlo a vosotros jugadores.

Jugabilidad

Mercury Steam, desarrolladora patria, nos trae con Metroid Dread la jugabilidad icónica de la saga depurada al máximo. Los que ya hayáis jugado a Metroid: Samus Returns, os encontraréis con una evolución de dicho título, también desarrollado por la empresa española.

¿Esto que significa? Que además de los elementos característicos de Metroid, tendremos a nuestra disposición una suerte de «parry» que nos servirá para contraatacar a nuestros enemigos. Sin embargo, llevan dicha mecánica más allá y, gracias a la velocidad de Samus y los frenéticos enfrentamientos, nos encontramos con un contraataque muy poco pasivo y que se asemeja más a lo visto en DOOM Eternal con la motosierra.

Me explico, si matas a un enemigo a base de disparos, sin riesgo, te expones poco y, a priori, tu supervivencia está asegurada. Sin embargo, si eliminamos a un enemigo después de ejecutar un «parry» perfecto, obtendremos gran cantidad de vida y misiles, lo que pone sobre la mesa una mecánica de riesgo/recompensa bastante interesante.

Por otro lado, nos encontraremos con toneladas de exploración por un laberíntico mapeado con zonas interconectadas. Esta característica ya le será familiar a los jugadores más veteranos, por los que se vayan a iniciar en la saga con este Metroid Dread no os asustéis.

Metroid Dread es tan bueno a nivel de diseño que, a pesar de lo intrincado del mapeado, siempre sabremos hacia donde dirigirnos, como si una mano invisible nos guiase. Por supuesto, los entornos son tan interesantes que nos invitarán a desviarnos y explorar, entre otras cosas, para conseguir mejoras de salud y munición, además de para hacernos con las diferentes habilidades del traje de Samus.

Además, tendremos multitud de enfrentamientos contra imponentes jefes finales y minijefes que, además de espectaculares, nos exigirán agilidad y capacidad para averiguar sus puntos débiles. Respecto a estos jefes, estad atentos, pues hay alguna que otra sorpresa.

No podemos obviar la gran novedad de Metroid Dread: los E.M.M.I. Estos terroríficos androides intentarán darnos caza en cuanto nos vean. Para evitarlo, tendremos que hacer uso del sigilo, de nuestros reflejos y, en el peor de los casos, ser capaces de zafarnos de sus garras si nos atrapan mediante un complicado QTE muy difícil de superar.

Afortunadamente, dichos robots únicamente se encuentran en zonas muy concretas del mapa de las que ellos mismos no pueden salir, por lo que tendremos que usar esto a nuestro favor y evitarlos hasta que obtengamos el arma que nos permita eliminarlos.

Esto nos pone sobre la mesa dos tipos de exploración muy diferenciadas entre sí: la clásica de la saga, sin un enemigo invencible que nos aceche y la de las zonas E.M.M.I., muy tensa y terrorífica.

Por último, cabe mencionar que el control de Samus Aran es exquisito, rápido y muy preciso. Jugar a Metroid Dread es una auténtica delicia a los mandos.

Apartado audiovisual

No os dejéis engañar por la naturaleza 2D de Metroid Dread, pues el apartado gráfico también es uno de sus fuertes.

A pesar del desarrollo bidimensional, tanto el modelado de nuestra protagonista como el de enemigos y escenarios está lleno de pequeños detalles que harán que se nos caiga la baba. Además, el rendimiento es casi perfecto, con unos 60 fotogramas por segundo muy estables que rara vez caen.

A nivel artístico no se queda atrás, pues las diferentes zonas del mapa tienen una ambientación totalmente única.

Pocos defectos se le pueden sacar en este ámbito.

Por otro lado, a nivel sonoro, podremos disfrutar de las melodías clásicas de la saga, una delicia para los oídos de los fans de Metroid. Sin embargo, es cierto que la mayor parte del tiempo estarán presentes melodías únicamente de ambientación junto con diferentes efectos que ayudarán a crear dicho ambiente.

Conclusiones

Con Metroid Dread estamos, posiblemente, ante la mejor entrega de la saga en 2D y uno de los mejores juegos del año. Es un auténtico imprescindible para los poseedores de Nintendo Switch.

Metroid Dread nos mantendrá pegados al mando por su exquisita jugabilidad y por su diseño de niveles.

¡No os lo perdáis!

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